Introducción

Prólogo

Todos tenemos una ilusión por algo o alguien. También se podría llamar afición. Pero cuando todos los días de tu vida piensas en ello, y si tenemos la fortuna de disfrutar de esa afición, que no te cansa nunca, para mí es pasión. Por supuesto, existen cosas que están por encima de esto.

Una vez leí en internet una frase: «Tu propósito te apuntará hacia la dirección correcta, pero la pasión será lo que te impulse». Esto me hizo pensar, y, en realidad, parte de los objetivos logrados a lo largo de los años han ido relacionados de esta forma. Aparte de esto, todos tenemos sueños, aunque no los queramos exteriorizar, y el que diga que no tiene sueños, y no me refiero a los que tenemos cuando dormimos, está mintiendo. Los sueños despiertos son lo que realmente nos gustaría hacer en la vida, y conseguir objetivos de cualquier tipo para sentirnos a gusto con nosotros mismos.

Los sueños sin pasión difícilmente se cumplen. Si estas dos condiciones no se cumplen, no tendremos el sacrificio para conseguirlos. Mi pasión son las motos. En estos últimos años se ha juntado con los viajes. Y si junto viajes con motos, el resultado no se puede explicar si no se prueba.

A cualquier aficionado a las motos le habrán dicho alguna vez que está loco. Desafiando a la muerte. La familia siempre pide precaución en la carretera, que tengamos cuidado.

Por descontado, que nadie quiere hacerse daño montando en moto, como tampoco quiere nadie hacerse daño con un coche, trabajando o realizando cualquier tarea.

Nunca queremos dejar de hacer lo que nos gusta, lo que nos apasiona y disfrutarlo las máximas ocasiones posibles.

Una persona a la que no le gustan las motos se preguntará qué les puede pasar por la cabeza a esas otras que se arriesgan en carretera, pasando frío y calor. Para ser sincero: ni yo mismo lo sé.

Ni siquiera nosotros conseguimos entender qué es lo que pasa cuando te colocas el casco y arrancas. Salir a rodar, estar con los amigos, sensación de libertad. La famosa frase de «sentir el viento en la cara». No sabría explicarlo.

Si esto no se ha entendido, no os preocupéis porque no se entenderá nunca.

Una persona que monta en moto y su primer viaje le ha encantado, si continua haciéndolo, se acabará enganchando y no lo dejará nunca.

Por el contrario, si ha montado y no le gustó, esa será la única vez que montará en moto a lo largo de su vida.